Los habitantes de Ancud no olvidan la terrible catástrofe que significó el terremoto y maremoto de 1960 que azotó gran parte del sur del país, siendo el mayor movimiento telúrico jamás registrado en toda la historia. Y por ello, también se recuerda y se rinde homenaje a los miles de vecinos que perdieron la vida en este aciago hecho.
Han pasado 63 años desde aquel día cuando una gran cantidad de familias comenzó una nueva vida. A eso de las 15:11 de esa fatídica fecha se generó el comienzo del cambio más radical para muchas familias. El fenómeno arrasó con la costanera de Ancud, casas, negocios, talleres, etcéteras, desde calle Cochrane hasta Lechagua. Junto a ello, cientos de personas desaparecidas y una multitud de muertos que hasta ahora no es exacta, aunque fuentes refieren 800 fallecidos en Chiloé y a casi 2 mil si se suman quienes perecieron tiempo después por efectos anexos, como enfermedades.
Como es tradición, vecinos de la población Inés de Bazán, que justamente se formó a consecuencia de este maremoto, siguen haciendo esfuerzos por realzar la importancia de este día en el calendario. Junto con algunos actos internos en dicha unidad vecinal, este lunes la directiva entregó a bordo de una embarcación una ofrenda floral en las aguas frente al Muelle de Ancud, en recuerdo de las víctimas de la tragedia.
Teófilo Ruiz evocó los fatales acontecimientos hablando que desde su organización «es primera vez que se recuerda a la gente del gran terremoto del año 60; entonces a uno que lo vivió aún quedan recuerdos de las cosas que pasaron, uno es sobreviviente de ese terremoto y de la gente y familiares que fallecieron, entonces también son sentimientos encontrados que uno tiene».
Asimismo, Óscar Andrade, presidente de la mencionada junta de vecinos, sostuvo que «quisimos por primera vez, y ya instaurarlo para siempre, venir a dejar una ofrenda floral en homenaje a las personas que fallecieron del barrio La Arena, y (recalcar) que hay sobrevivientes aún en la población Inés de Bazán».
Además de la Inés de Bazán, después del terremoto y tsunami se formaron también la población 22 de Mayo y el sector de Fátima por necesidades de vivienda. «Lentamente se fueron ocupando terrenos», cuentan estos chilotes. Antes solamente había unas pocas casas.